Liderando desde las Virtudes

Las virtudes, según los textos morales y filosóficos, son las características centrales del carácter. Se trata de valores universales que son más fácilmente percibidos a través de la personificación en lo cotidiano de un individuo.
C.S. Lewis se refiere a las virtudes como componentes esenciales de la moralidad y las asemeja con la evidente perseverancia en aplicar acciones hasta que se conviertan en cierta calidad de carácter. En este sentido, son aquellas calidades continuamente manifestadas en el diario actuar de un individuo, no acciones asiladas y esporádicas. Según el mismo Lewis, existen 4 virtudes cardinales y 3 virtudes teologales. Las virtudes cardinales, aquellas que todas las personas reconocen, poseen ese nombre ya que sirven de “eje” o “pivotes”. Proviene de la palabra latina que significa “gozne de una puerta”. Dichas virtudes cardinales son:
Prudencia: Sentido común, práctico, tomarse el trabajo de pensar en lo que se está haciendo y el resultado probable de ello.
Temperancia: Se refiere al disfrute de los placeres con medida, con miras al beneficio personal o colectivo.
Justicia: El nombre de todo lo que llamamos “juego limpio”; incluye honradez, reciprocidad, confianza, cumplimiento de promesas, y todo eso.
Fortaleza: Esta incluye dos clases de valor: la que se enfrenta al peligro y la que sostiene en la hora del dolor. “Agallas” quizás lo defina mejor.
Es hora de buscar pautas de conexión entre estas virtudes y el liderazgo. ¿Posee usted estas virtudes? ¿Está interesado en desarrollarlas? ¿Ve usted necesidad y/o beneficios de crear culturas organizacionales alrededor de estas virtudes? Es quizás esta reflexión la que nos lleve a volver a los más esenciales postulados morales para capturar la esencia de la demanda del mundo actual para el liderazgo. Un liderazgo lleno de estas virtudes.

A handbook and classification. Tomado de Internet el 02/06/2009 de
http://spanish.authentichappiness.org/Default.asp

Lewis, C.S. (1977) Mere Christianity. Editorial Caribe. Miami, Fl.

Historias Venezolanas de Emprendimiento e Innovación (El Rojo Piñerero)

Partiendo de un sin fin de evidencias, Venezuela es un país con gente de talento e ingenio. El autor Rafael Arráiz Lucca, en su libro Historias Empresariales Venezolanas, narra algunas interesantes propuestas que han emergido en el último siglo de un país que vibra naturalmente por ser emprendedor, progresista e innovador. Una de esas historias es la del Rojo Piñerero. El Hato Piñero de la Familia Branger, ubicado en el estado Cojedes, es testigo de una búsqueda iniciada en los años 50’s de una raza de ganado más rendidora. La búsqueda entre las razas extranjeras importadas, su adaptabilidad a la tierra y a las condiciones climáticas; junto al conocimiento científico y al instinto de los dueños, y la evolución de la demanda del mercado por carne de buena calidad, terminó por producir una raza autóctona. Las razas cebuinas que pastaban en el Piñero se le sumo un rebaño de Nelore traído de Brasil en los años setenta. Luego trajeron las razas agnus (Escandinava), Aberdeen Agnus (Escocesa) y Hereford (Inglesa), para mezclarse con las preexistentes, para llegar en el año 1984, a una combinatoria excepcional: El Rojo Piñerero. Este ganado es de buena adaptación, rusticidad, longevidad, precocidad, temperamento, habilidad materna, desempeño en la ceba y conformación carnicera pero, a la vez, con una buena calidad a bajo costo. Este logro de la ganadería venezolana demuestra lo valioso de la experimentación, el tesón emprendedor, y de la puesta en práctica del talento que vive en Venezuela al servicio de la innovación y el desarrollo.

Arráiz Lucca, A. (2008) Historias Empresariales Venezolanas. Caracas, Grupo Editorial Random House Mondadori.