Para muchos, el liderazgo es algo que requiere rigurosidad y una ejecución bien pensada, y en cada contexto cultural el aprecio por la improvisación del líder varia. Autores diversos hablan de la seguridad emocional, capacidad ejecutiva y habilidad cognitiva que precisa acompañar a todo líder; sin embargo, pocos hablan de cómo actuar ante lo impensado, y el rol de lo impremeditado, improvisado e intuitivo en contextos de alta complejidad.
Tomando prestado del argot musical, el vocablo Impromptu refiere a una forma musical o piezas (tradicionalmente pianística) caracterizadas por la continua improvisación. Denota esa capacidad desplegada en ciertas obras por grandes maestros (tales como Schubert, Chopin y Fauré), y que más que un despliegue de desorden, es usualmente percibida al momento de la ejecución como una exuberante y exquisita demostración de las habilidades adquiridas, del dominio del instrumento y del manejo de los elementos artísticos por el artista. A tal punto que muchas de dichas “improvisaciones” se han convertido en obras de referencia para músicos posteriores. Los maestros se dan el lujo de improvisar, pero realmente detrás de dicha improvisación se oculta una inmensa gama de disciplinas, trabajo, estudio, talento y practica. Lo que para la audiencia suena impromptu (improvisación), para el artista es sencillamente la expresión de su solido contexto interno. Es entonces una improvisación profesional, en donde la intuición sale desde un contexto seguro, y desde un circuito programado que delimita el error y expone la experiencia y el dominio del asunto. Ahora bien, ¿qué semejanza tiene esto con el ejercicio del liderazgo? ¿Hasta qué punto debe un líder improvisar?, y, si lo hace, ¿es realmente improvisación o es sencillamente el despliegue de sus capacidades? ¿Improvisa usted de forma segura?
Wikipedia (2011) Impromptu. Tomado de internet el 18/05/2011 de http://es.wikipedia.org/wiki/Impromptu