Un coach escucha las reverberaciones o ecos de
significado profundo originados en el corazón y la mente del coachee. Usualmente
los sueños, objetivos y/o anhelos significativos de vida son difícilmente compartidos
por el coachee de “buenas a primera” o al iniciar una conversación/relación de
coaching. El coach busca más allá de lo superficial, va hacia lo significativo.
Es por eso que el coach precisa sabia y cuidadosamente ganarse la confianza de
la persona que recibe el coach a fin de que este fluya en la conversación en confianza
y apertura para tratar los asuntos cruciales. Ya que el coach busca, entre
otras cosas, el insight o hallazgo profundo en cada conversación y sobre todo ante
su intención de ayudar a las personas a movilizarse en la dirección de su mejor
destino (representado en la convergencia de sus anhelos, sus talentos y sus hábitos),
es importante que el coach sepa escuchar bien. Las implicaciones de una buena
escucha requieren que el coach sea una especie de “Detective Emocional” y
descubra la conexión entre el significado genuino de las palabras y las
emociones asociadas. Lo relevante en este ejercicio indagatorio es, con un oído
afinado, poder distinguir de las palabras; 1) las que la persona expresa; 2)
las que intencionalmente se reserva y no dice; y 3) las palabras que oculta en
lo profundo de su ser. Para esto se requiere el útil desarrollo de capacidades
de intuición e indagación vía preguntas, la sabiduría para moverse y acompasar
al coachee entre los dos espectros o continuos de competencia-incompetencia y consciencia-inconsciencia;
y por último la sensibilidad para conectarse al diseño originario, la intensión
y el sentido de responsabilidad personal de cumplir con su destino que tiene el
coachee.
significado profundo originados en el corazón y la mente del coachee. Usualmente
los sueños, objetivos y/o anhelos significativos de vida son difícilmente compartidos
por el coachee de “buenas a primera” o al iniciar una conversación/relación de
coaching. El coach busca más allá de lo superficial, va hacia lo significativo.
Es por eso que el coach precisa sabia y cuidadosamente ganarse la confianza de
la persona que recibe el coach a fin de que este fluya en la conversación en confianza
y apertura para tratar los asuntos cruciales. Ya que el coach busca, entre
otras cosas, el insight o hallazgo profundo en cada conversación y sobre todo ante
su intención de ayudar a las personas a movilizarse en la dirección de su mejor
destino (representado en la convergencia de sus anhelos, sus talentos y sus hábitos),
es importante que el coach sepa escuchar bien. Las implicaciones de una buena
escucha requieren que el coach sea una especie de “Detective Emocional” y
descubra la conexión entre el significado genuino de las palabras y las
emociones asociadas. Lo relevante en este ejercicio indagatorio es, con un oído
afinado, poder distinguir de las palabras; 1) las que la persona expresa; 2)
las que intencionalmente se reserva y no dice; y 3) las palabras que oculta en
lo profundo de su ser. Para esto se requiere el útil desarrollo de capacidades
de intuición e indagación vía preguntas, la sabiduría para moverse y acompasar
al coachee entre los dos espectros o continuos de competencia-incompetencia y consciencia-inconsciencia;
y por último la sensibilidad para conectarse al diseño originario, la intensión
y el sentido de responsabilidad personal de cumplir con su destino que tiene el
coachee.